Una menor de 12 años y 'La Veneno', las últimas víctimas del 'binge drinking'

Los expertos advierten: los “atracones” de bebida pueden llegar a causar la muerte por sobredosis

'La veneno' sufrió un traumatismo cráneo-encefálico en estado de intoxicación debido al poliabuso de alcohol. (Foto: Youtube)
‘La veneno’ sufrió un traumatismo cráneo-encefálico en estado de intoxicación debido al poliabuso de alcohol.

Salir de cañas, irse de chatos o pasar la noche tomando copas puede salirnos caro. De hecho, según nos cuentan los expertos de la sociedad científica Socidrogalcohol, estos patrones de consumo de alcohol pueden llegar a producir graves consecuencias negativas, de manera inmediata.

La ingesta, en poco rato, de más de tres consumiciones de contenido alcohólico (que incluyen el vino y la cerveza) puede ser la causa de accidentes, caídas, traumatismos, fracturas y lesiones con graves consecuencias para nuestra salud e integridad física.

Aunque sean cañas, tomar más de tres (en poco tiempo) supone un riesgo. (Foto: Getty Images)
Aunque sean cañas, tomar más de tres (en poco tiempo) supone un riesgo. (Foto: Getty Images)

Por eso, con motivo del Día Sin Alcohol los expertos advierten de los riesgos del consumo excesivo del alcohol. A nivel social es fuente de conflictos, discusiones, peleas y agresiones. Además de favorecer otras conductas de riesgo auto-destructivas como suicidios, abusos sexuales e incluso, muerte por sobredosis.

En este sentido, los expertos recuerdan los episodios vividos este verano en eventos donde se propicia el consumo de alcohol como las fiestas de San Fermín o los continuos altercados que se viven durante las fiestas de Magaluf (Mallorca).

Por otro lado, recientemente hemos asistido a la muerte por sobredosis de alcohol de una menor de 12 años en una fiesta de Halloween y también a la muerte de la ‘La Veneno’ por traumatismo cráneo-encefálico en estado de intoxicación debido al poliabuso del alcohol y medicamentos tranquilizantes y para dormir.

Es un error asociar la diversión con la bebida; se puede disfrutar del ocio sin beber. (Foto: Getty Images)
Es un error asociar la diversión con la bebida; se puede disfrutar del ocio sin beber. (Foto: Getty Images)

Según el estudio EDADES del Ministerio de Sanidad, casi un 30 por ciento de los hombres jóvenes menores de 35 años hacen “atracones” de bebida. Conforme la edad avanza la proporción disminuye progresivamente, pero entre los 55 y los 65 años todavía un 11 por ciento de los hombres siguen haciendo binge drinking (atracón de alcohol).

El botellón está a la orden del día (a pesar de estar prohibido) y los casos de intoxicación etílica son el pan nuestro de cada día; así lo cuentan pediatras y médicos en El Mundo: “Llegan chicos intoxicados a urgencia cada vez más frecuentemente… Algunos llegan a urgencias con 11 años y es terrible verlo. Es una tragedia que está ahí, que muchos no quieren ver pero que hay que parar”.

Esta forma de ‘divertirse’ uniendo el ocio social con el consumo desproporcionado de alcohol está generando un modelo de imitación en niños y jóvenes muy perjudicial.

“Los atracones de bebida pueden ser un primer síntoma de adicción al alcohol, ya que pueden ser la manifestación objetiva de la DIFICULTAD para CONTROLAR el consumo de alcohol, síntoma cardinal de la adicción al alcohol, que puede empezar a aparecer en la adolescencia o la juventud y que tiene un trasfondo neurobiológico, relacionado con un funcionamiento alterado de determinados sistemas de neurotransmisión (opioide, gabaérgico, dopaminérgico, glutamatérgico)”, explica Josep Guardia Serecigni, vicepresidente de Socidrogalcohol.

One for the road: it seemed such a good idea at the time...
Hay que dejar de lado comportamientos inmaduros tipo “¿A que no te lo bebes de un trago?” o “Yo aguanto mucho más”. (Foto: Getty Images)

Cuando a éste se le añade un segundo síntoma ya se puede hacer el diagnóstico de adicción al alcohol, a partir de la nueva clasificación diagnóstica de la Sociedad Americana de Psiquiatría.

La persona que tiene “dificultad para controlar” el consumo de bebidas alcohólicas, puede estar incluso sin beber alcohol a temporadas pero el día que decide tomar una copa no puede parar de beber, acaba haciendo un “atracón” de bebida y vuelve a presentar las consecuencias negativas, debido a las alteraciones de su comportamiento.

Estas consecuencias negativas afectan en primer lugar a la persona que ha hecho binge drinking, pero indirectamente afectan también y victimiza a las personas de su entorno.

Si el 30 por ciento de los hombres menores de 35 años hacen con frecuencia “atracones” de bebida, entonces este fenómeno afecta a toda la sociedad, en forma de accidentes de tráfico y laborales, violencia contra la familia y la pareja, abusos sexuales y malos tratos, síndrome alcohólico fetal y otras consecuencias sanitarias y sociales.

El consumo excesivo continuado de alcohol puede derivar en un trastorno por consumo de alcohol, es decir, puede producir una adicción. Esta va a tener consecuencias sobre el propio organismo:

  • Consecuencias biológicas en forma de cánceres, cirrosis del hígado y múltiples enfermedades

  • Consecuencias a nivel psicológico con cuadros de depresión, ansiedad y trastornos del sueño.

  • Y consecuencias a nivel social provocando desestructuración familiar, problemas laborales, económicos, legales, de alojamiento…

¿Sabías que en España, el alcoholismo es la primera causa de discapacidad y afecta al 16,4 por ciento de hombres jóvenes, entre 15 a 29 años de edad?

Sin embargo, el alcoholismo es la enfermedad adictiva que tiene una mejor respuesta al tratamiento especializado. La derivación a centros especializados ayuda a la recuperación de la enfermedad porque se trabaja desde las diferentes dimensiones que posee esta enfermedad.

Por un lado, los afectados reciben un tratamiento médico y psiquiátrico, tanto de la adicción al alcohol como de otros trastornos médicos, psiquiátricos y adictivos asociados. Y además, obtienen una intervención psico-social que les ayuda a resolver sus dificultades familiares, laborales, económicas, legales y de alojamiento precario, en función de las que sufre cada paciente alcohólico y sus respectivos familiares.

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