Un Buen Rato Con Bad Bunny

This story was originally published in English in the April 2019 issue and has been translated to Spanish. If you'd like to read the English version, click here.


Cada vez que vuelve a Puerto Rico, lo primero que hace Bad Bunny es chingar.

Me dice esto en voz baja, susurrando. Dice “chingar" en su español local. La afirmación no me sorprende para nada. Estamos hablando de un tipo que se presentó al mundo por primera vez en SoundCloud con la canción "Diles," una alabanza sexual sobre copular repetitivamente, empañar ventanas de carros y sobre conocer las posiciones favoritas de las mujeres en la cama. Mientras dice esto, se ríe a carcajadas y un solo aro de oro se menea en su oreja izquierda. No habla en serio, me asegura.

Es por este tipo de provocación juguetona que Benito Antonio Martínez Ocasio nos resulta tan cautivador, y tampoco le da vergüenza disfrutárselo. La verdad es que cuando vuelve a casa, es más Benito que Bad Bunny. Hoy, por ejemplo, no trae ningún color en sus notorias uñas pintadas, típicamente de negro azabache o amarillo-piña (según el estado de ánimo). Me cuenta que las está dejando respirar porque las manicuras de gel se las debilitan mucho. No, este rapero alborotado que se pasó todo el año pasado transformando completamente la música en español— convirtiéndose en una fijación omnipresente del ambiente musical del pop a nivel global, encarnada en una especie de abierta crítica social— baja mucho la guardia cuando vuelve a casa. Prefiere hacer lo que haría cualquier otro joven de 25 años. "Me acuesto a dormir todo el día, a ver películas, y ya, luego de eso, pues me voy a visitar a mami," me dice en esa inconfundible y acrobática voz de contrabajo.

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Apenas unos días antes, esa misma voz fue la atracción principal de Calibash, una serie de conciertos masivos en Las Vegas donde se presentan las más grandes estrellas del pop en español. Aunque le faltan solo unas pocas semanas para empezar una intensa gira de primavera, por ahora Bad Bunny está en su casa, pasando por un extraño estado de semi-reposo. Sentado en una esquina poco visible de un pequeño restaurant frente a la playa en el vecindario de Ocean Park en San Juan, parece haber cambiado el estilo extravagante que acompaña su fama —gafas de gato, ropa con diseños coloridos y barrocos trajes de Gucci— por uno mucho más discreto y relajado. Trae puestos unos jeans gastados y una camisa vaquera encima de una camiseta de la WWE; bastante lejos de la icónica pose del personaje con la lengua afuera y los meñiques debajo de los ojos que retratan los gigantescos anuncios de la autopista Baldorioty de Castro en San Juan: la icónica firma del Conejo Malo.

Su estilo llamativo ha sido una estrategia —una forma de distinguirse de los demás. "El chamaquito es diferente," dice. "Iba al estudio con los pantalones cortitos y en chancletas, y me decían '¿Cabrón, qué pasa? Siempre se daba una discusión."

Chaqueta, $2,700, de Gucci / Camisa, $358, de John Elliott / Pantalones, $695, de Ralph Lauren / Zapatos, $895, de Dunhill / Sus propias gafas de sol, de Moschino por Persol
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De hecho, su look tiene mucho en común con su música. Su inteligencia rápida y su sensibilidad de weirdo lo han consagrado rápidamente como el niño dorado del Latin trap— un género que ha sido usado por artistas dominicanxs, puertorriqueñxs, y latinoamericanos para re-imaginar los sonidos del trap que nacieron en Atlanta. Hoy en día, la imagen de Bad Bunny va mucho más allá de ser la cara de un género polémico; actualmente es uno de los embajadores más importantes a nivel global de la "música urbana," etiqueta que se usa para denominar el reggaetón y el hip hop en español, entre otros estilos musicales. En el 2018, el género urbano fue —por mucho—el más visto en YouTube. De los diez videos musicales más populares de la plataforma, ocho de ellos presentaban o fueron creados por artistas urbanos. Notablemente, Bad Bunny figuraba en el tema No. 1.

“Cabrón, en las emisoras entran canciones bien porquería.”

Naturalmente, solo era cuestión de tiempo. Los artistas en Estados Unidos llegaron volando, con ansias de entrarle al movimiento y atraer nuevos públicos. Bad Bunny ha sido un cómplice creativo, dispuesto a tirar al medio su garganta barítona en remixes y temas para la radio en todo el mundo.

Camisa, (puede requerir precio), de Sandro / Gafas de sol, $895, de Jacques Marie Mage
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El año pasado colaboró en la grabación de temas en inglés de Cardi B (“I Like It”), Drake (“Mia”), y un montón de otros artistas. De hecho, Bad Bunny ha aparecido tan frecuentemente en tantos temas exitosos de estos tiempos, que resulta casi imposible pensar que su primer álbum de larga duración saliera al mercado en diciembre del año pasado.

El disco, que se titula X100PRE (léase: "por siempre") salió en Nochebuena y trae de todo, desde improvisaciones de ukulele y misivas de emo-rap, hasta beats de trapchata. Para quienes lo han seguido a través de sus club y radio hits, el álbum puede parecer una partida, una gran declaración experimental. "Yo estaba súper preparado para ese primer impacto y que la gente se confundiera," afirma. "Pero al igual que estaba preparado, también tenía mucha fe de que al final la gente lo iba a entender."

Al parecer, lo han hecho: X100PRE llegó fácilmente a la lista de los mejores álbumes latinos de Billboard, ocupando el puesto número 1 durante seis semanas seguidas. Recuerda que cuando estaba haciendo el disco le decían "pero no tenemos un tema comercial." Como es de esperarse, me cuenta que no quería encajar en el molde de las canciones de la radio. Quería algo nuevo y diferente. "Yo decía, cabrón, en las emisoras entran canciones bien porquería," relata. "Tú escuchas una emisora y todas las canciones se parecen desde la 8 de la mañana hasta las 12."


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Gafas de sol, $495, de Jacques Marie Mage
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La última vez que vi a Benito hace aproximadamente un año y medio, se encontraba en un lugar diferente. Se había presentado a nuestra entrevista con clout goggles y una camiseta Supreme de manga larga de flores psicodélicas. Escarbaba pedazos de pizza de pepperoni y presumía sobre todas las colaboraciones y remixes que estaba trabajando con artistas de habla inglesa. Sus planes eran audaces. Efectivamente, en el transcurso de los próximos 12 meses, publicaría canciones junto a un sinnúmero de artistas de los principales sellos de Estados Unidos: Nicki Minaj, 21 Savage, Travis Scott, Future, Will Smith, Jennifer Lopez y, por supuesto, Drake y Cardi B.

“Al principio hacía lo que podía, ahora hago lo que quiero.”

El ascenso de Bad Bunny ha sido rápido y salvaje. Hace solo tres años, Benito estaba empacando víveres en el supermercado local Econo cerca de su casa en el pueblo de Vega Baja. Llevaba escribiendo y haciendo música original desde los 13 años, alimentando una profunda apreciación de los exponentes más viejos del rap y el reggaeton de Puerto Rico como Daddy Yankee y Vico C, pero también estudiando a los vocalistas de salsa y baladistas latinoamericanos, como Héctor Lavoe y Juan Gabriel. Le debe el versátil sentimentalismo de su propia voz a un chorro de influencias: al mismo tiempo, es capaz de lamentarse por la angustia de un corazón roto y de rapear insistentemente sobre robarse a tu novia.

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Eventualmente, mientras estudiaba comunicaciones en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Arecibo, empezó a subir canciones a SoundCloud. "Diles" llamó la atención de DJ Luian, un destacado productor y director de una disquera puertorriqueña, quien ayudó a poner en marcha un elaborado plan de lanzamiento. Al poco tiempo, Bad Bunny soltaba sencillos y videos casi semanalmente para garantizar su omnipresencia en YouTube y controlar el algoritmo de la plataforma en América Latina.

Los años han pasado rápido para Bad Bunny. Su creciente posición dentro de la industria de la música Latinx también le ha permitido expresarse sobre una variedad de temas sociales. La semana antes de que nos reuniéramos en San Juan, Benito lanzó un video para "Caro," uno de los temas de X100PRE, que evolucionó en la más reciente conversación provocada por él sobre identidad de género y masculinidad en el mundo de la música urbana. El video presentaba un desfile de modas estelarizado por una drag queen, y a la modelo puertorriqueña Jazmyne Joy interpretando a una mujer apoderada de Bad Bunny, pintándose las uñas, con gafas de sol verde neón y paseando encima de un Ferrari convertible. Este es solo el último ejemplo de las exploraciones de Bad Bunny sobre la estética femenina. Sus detractores lo han condenado por promover la "desviación sexual," pero sus fanáticos lo han colmado de elogios por abrazar la fluidez de género y por hablar claro sobre muchos temas —desde las virtudes de las mujeres que no se afeitan el vello púbico, hasta sobre el discrimen que sufrió en un salón de uñas en España donde le rechazaron el servicio, e incluso sobre la homofobia en el movimiento de música urbana.

Abrigo, $490, and pantalones, $395, de Andrea Pompilio / Camisa, $980, de Gucci / Botas, $870, de Wooyoungmi / Sus propias gafas de sol, de Tiffany & Co. / Anillo, $2,800, de John Hardy
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Sin embargo, muchos de los elogios caen en el típico culto a las celebridades, la trillada lingua franca de la era del Internet, con admiradores que lo describen como un "rey woke" o un "ícono feminista." Teniendo en cuenta la larga historia de artistas de todo el mundo que han expandido los límites de la expresión masculina y las estrellas queer del pop que han desafiado repetidamente las normas de género, las manicuras de Bad Bunny resultan solo levemente transgresoras. Él entiende eso. "Hay gente que agradece lo que yo hago; hay gente que lo critica," afirma y continúa, "hay gente que me dice 'gracias por sacar la cara, gracias por defender'. Hay otros que dicen que soy oportunista."

Es cauteloso de que su trabajo se perciba como un gesto político colosal —pero también le preocupa no poner su voz al servicio de temas que importan. "Si yo fuera otro artista, me olvido de lo que está pasando y no digo nada," me dice. En septiembre del año pasado, aprovechó una presentación en The Tonight Show Starring Jimmy Fallon para denunciar la respuesta federal al Huracán María. “More than 3,000 people died,” dijo al aire, “and Trump’s still in denial” [Murieron más de 3,000 personas y Trump todavía está en negación], mientras se proyectaban imágenes escalofriantes de la tormenta sobre la pantalla de fondo.

Suétar, $1,950, de Hermès / Gafas de sol, $495, de Jacques Marie Mage
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Esta acción fue tal vez una señal temprana de que Benito estaba interesado en explorar no solo la política personal de su identidad, sino también las políticas que afectan a su hogar. Desde entonces, ha hablado de temas importantes en Puerto Rico, desde la violencia contra las mujeres hasta los polémicos cierres de escuelas públicas en la isla. "Hace tres años yo era un ciudadano corriente que sentía los problemas del país igual," declara. "Si subían la gasolina gritaba igual, subían el peaje, gritaba igual. Yo estaba pela'o [sin dinero] y dependía de la beca para poder estudiar. Yo veo los problemas de cerca y me tocan igual porque afectan a la gente que quiero."

¿Esto lo convierte entonces en activista? No realmente, dice Benito. Lo convierte simplemente en ser humano —parte de una comunidad. "Creo que es mi deber como persona influyente —ya no tanto como artista, sino como persona—de vez en cuando tratar de hacer lo que puedo," dice. "Si tengo el break de decirlo, pues lo digo —pero eso no me obliga a que siempre tenga que decirlo, ni me obliga entonces a señalar siempre todos los problemas, como si yo fuera legislador."

Camisa, $7,595, sandalias, $1,475, anillo (en la mano derecha), $375, de Versace / Suéter cuello alto, $495, de Roberto Cavalli / Pantalones, $60, de Levi's / Gafas de sol, $895, de Jacques Marie Mage / Anillo (en la mano izquierda), $1,795, de John Hardy
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Cuando le pregunto a Benito cuál es el próximo capítulo de su carrera, inmediatamente asoma una sonrisa pícara en su rostro y sus ojos se iluminan. “De aquí pa' Hobby-loos!," bromea mientras toma mi mano entre las suyas y estalla en carcajadas, haciendo referencia a un video viral reciente del intérprete dominicano Omega donde pronuncia mal la palabra "Hollywood." Aparentemente, Benito siempre ha soñado con actuar. "Quiero dedicarle el tiempo que se merece. Muchos artistas fallan en querer actuar," dice. "Cuando yo vaya a actuar es para hacerlo bien, algo bueno, algo de calidad. Yo quiero que la gente diga ¡wow...!"

Por ahora, predomina la música. Tradicionalmente, la trayectoria de un artista Latinx mainstream como Bad Bunny incluiría un intento por conquistar el mercado de los EE. UU., tal vez a través de una colaboración en inglés con un artista anglosajón en boga. Pero Bad Bunny parece haber erradicado de su camino esta gastada y sospechosa maniobra de la industria. "Creo que esas presiones de la música, yo me las saqué [de encima]," declara.

Especular con franqueza sobre un futuro que se siente completamente abierto me recuerda mucho lo que dijo cuando le pregunté por cómo ha evolucionado su estilo. Entre carcajadas, alude a la libertad creativa que siente que se ha ganado: “Al principio hacía lo que podía, ahora hago lo que quiero.”

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Isabelia Herrera es editora musical de la plataforma de cultura Latina Remezcla.

Traducción por Nicole C. Delgado-Poueymirou.

Una versión anterior de esta historia apareció originalmente en nuestro número de abril 2019 bajo el título "Good Times With Bad Bunny."


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Bad Bunny, Gran Estilo

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CRÉDITOS DE PRODUCCIÓN:
Fotografías: Jason Nocito
Vestuario: Mobolaji Dawodu
Grooming: Kumi Craig using La Mer
Estilista: Christopher Vargas
Producción: Louise Lund, Studio Lou
Ubicación: Hotel El Convento, San Juan