La ciencia le da la razón a Scarlett (Johansson): "la monogamia no es natural”

¿Por qué nos obcecamos con la monogamia si (genéticamente) tendemos a la infidelidad?

Tras su segundo divorcio, la actriz confiesa que ella no está hecha para el matrimonio y que no cree que sea natural ser una persona monógama. (Foto:Getty)
Tras su segundo divorcio, la actriz confiesa que ella no está hecha para el matrimonio y que no cree que sea natural ser una persona monógama. (Foto:Getty)

Según un informe de la Universidad de Michigan, la idea de la monogamia como ideal de relación se basa en equivocaciones científicas.

Las relaciones abiertas consensuadas son las que garantizan un gran índice de felicidad, explica el Dr. Terri Conley, autor principal de la investigación.

El estudio echa por tierra conceptos tradicionales y como el amor romántico, eso de que tenemos una alma gemela o que nuestra media naranja anda vagabundeando por ahí anhelando encontrarnos. No queridos, es al revés. Las parejas exclusivas no son las más felices; el poliamor o las relaciones abiertas tendrían unos índices de satisfacción muchas más altos.

El ser humano tiene una predisposición a tener varias parejas. (Foto: Getty)
El ser humano tiene una predisposición a tener varias parejas. (Foto: Getty)

Es decir, que todo lo que pensabas sobre la monogamia podría ser mentira. Según la ciencia las relaciones de pareja tienen que ver con una asociación entre el instinto y lo inculcado en la civilización (esas fuerzas que nos impulsan en nuestra vida y que nos llevan a tomar una dirección u otra dependiendo de la situación), pero la sociedad es capaz de distorsionar, e incluso reprimir lo que llevamos o sentimos por naturaleza.

Y es que por economía social y ‘por administración’, se empezaron a poner reglas de convivencia en la sociedad: ser monógamo, es decir, tener una sola pareja para crear una familia.

Pero resulta que tener una pareja para siempre va contra nuestro instinto natural. O como dice Scarlett, exigir la exclusividad sexual de alguien es un intento de apropiarse ilícitamente de esa persona, algo que no tiene nada que ver con el amor”.

Nos han hecho creer en el ‘para siempre’ y ahora resulta que es un fake. (Foto: Getty)
Nos han hecho creer en el ‘para siempre’ y ahora resulta que es un fake. (Foto: Getty)

De hecho, de acuerdo a un artículo publicado en la revista Nature Communications, con la práctica de la agricultura las sociedades pasaron de la poligamia a la monogamia impuesta socialmente, pues en los grupos más grandes era más fácil que se vuelvan endémicas las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y había un impacto en la fertilidad.

Los defensores del poliamor consideran que, a pesar de que la monogamia sea la forma más establecida (y socialmente aceptada) para tener una relación amorosa, varias investigaciones demuestran que no es el modelo adecuado para nosotros por naturaleza, ni mucho menos el más saludable para la vida de las personas en general.

El doctor Eric Anderson, autor del libro The Monogamy Gap, explicó que: “La naturaleza no ha diseñado a los hombres para ser monógamos, la cultura puede intentar ocultar esto, pero a la larga falla”.

Y eso es lo que corrobora esta nueva investigación basada en una encuesta entre 2.000 personas de 25 años de las cuales 617 estaban en una relación no monógama consensuada.

Los autores analizaron factores como los celos, la pasión y el amor llegando a la conclusión de que estas parejas funcionaban tan bien como las monógamas. Y, otro dato sorprendente: los no monógamos practicaban un sexo más seguro que aquellos que engañaban a sus parejas.

La infidelidad podría ser consecuencia de esa concepción errónea y respondería a una cuestión genética y hasta biológica. (Foto Getty)
La infidelidad podría ser consecuencia de esa concepción errónea y respondería a una cuestión genética y hasta biológica. (Foto Getty)

Aquí tienes otras conclusiones extraídas de este estudio, publicado en Quartz, que son (como poco) muy interesantes y variadas:

1. La monogamia es una convención como otra cualquiera (como, por ejemplo, la que asegura que el color rosa es para las niñas y el azul para los niños) pero no es un dogma de fe ni una verdad universal.

2. Se trata de una concepción que beneficia principalmente al género masculino, una perpetuación de la sociedad patriarcal para asegurar su descendencia.

3. Existen otros modelos de pareja que no se reducen a dos personas y que funcionan.

4. Hay muchos prejuicios respecto a otras opciones que no sean la monogamia.

5. Ser monógamo no implica una conducta más responsable sino lo contrario, ya que se practica la infidelidad en secreto.

Por todo esto, la monogamia sería, en realidad, una milonga de la cultura occidental de raíz cristiana e incluso estaría asociada a ideas tan arcaicas como el patriarcado: “La primacía dada a las uniones monógamas no es sorprendente según las sociedades patriarcales que históricamente dominan el mundo: un sistema económico que predica que las propiedades se hereden de padre a hijo requiere certeza respecto a la paternidad y líneas familiares claras”, explican los autores.

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