Top five: las increíbles transformaciones de Leonardo DiCaprio

El renacido no es la primera película para la cual el actor se comprometió fuertemente con el personaje; aquí abajo, otras cinco metamorfosis indelebles.

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1. Arnie Grape en ¿A quién ama Gilbert Grape? (1993, Lasse Hallström)

¿A quién ama Gilbert Grape? marcó dos hechos puntuales. Por un lado, se trata de una de las últimas películas inspiradas del realizador sueco Lasse Hallström antes de su inclinación por dramas “con mensaje” sumamente convencionales como Las reglas de la vida y Querido John. Por el otro, fue el film que catapultó la carrera de DiCaprio, quien solo necesitó tres películas previas (Critters 3, Poison Ivy y Mi vida como hijo) para fogonearse antes de despuntar definitivamente con el papel de Arnie.

Dato: por su interpretación de Arnie, Leonardo DiCaprio recibía, allá por 1993, su primera nominación al Oscar en la categoría secundaria, perdiendo el premio a manos de Tommy Lee Jones por El fugitivo.

2. Howard Hughes en El aviador (2004, Martin Scorsese)

Comandar una biopic puede ser un arma de doble filo. Así como hay actores que caen en interpretaciones miméticas (el ejemplo recurrente es el de Jamie Foxx en Ray), hay otros que les aportan a sus roles rasgos personales para eludir la mera imitación (Joaquin Phoenix en Johnny y June: pasión y locura).

Leonardo DiCaprio astutamente se sumó a la segunda vertiente cuando Martin Scorsese -sin dudas, el realizador con el que mejor ha trabajado- lo convocó para su retrato de Howard Hughes. El actor no solo atraviesa distintos periodos de la vida de ese pionero de la aviación -el film abarca desde el comienzo de la década del ‘20 hasta fines de los '40- de manera convincente sino que además recurre a su maleabilidad para denotar con gestos precisos los pormenores de las fobias de ese hombre brillante y atormentado, que buscaba la perfección tanto en un producción de Hollywood que llevara su sello como en un avión que representara the way of the future.

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Como Howard Hughes en El aviador, una de sus colaboraciones cruciales con Martin Scorsese. Foto: La Nación

En relación a esto, la escena que les dejamos aquí abajo (la de la repetición de la frase “show me the blueprints”) ilustra cómo DiCaprio habita en la piel de sus personajes con fascinante convicción. Dato: por este papel obtuvo el Globo de Oro en el año 2004 pero nuevamente perdió el Oscar.

3. J. Edgar Hoover en J. Edgar (2011, Clint Eastwood)

J. Edgar es una biopic que, a priori, tenía todas las de ganar. En primera medida, el incansable Clint Eastwood estaba detrás de cámara. En segundo lugar, el guión tenía la firma del talentoso Dustin Lance Black, quien ya tenía un Oscar en su haber por concebir otra biopic arriesgada como lo fue Milk de Gus Van Sant.

Asimismo, Eastwood se había ocupado de musicalizarla y de reunir a un elenco perfecto: DiCaprio como J. Edgar Hoover, Armie Hammer como su discípulo y amante Clyde Tolson y Naomi Watts como Helen Gandy, secretaria y mano derecha del director general del FBI.

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DiCaprio en la piel de J. Edgar Hoover. Foto: La Nación

Sin embargo, y a pesar de intentar quebrar con ciertos patrones tradicionales del género (cortesía del guión de Lance Black), J. Edgar se vuelve anodina por la perezosa dirección de Eastwood y por un trabajo de maquillaje que atenta contra el verosímil. De todas formas, el tedio logra aminorarse cuando entra en escena DiCaprio demostrando que no tiene restricciones como actor y que incluso a las secuencias más estáticas les puede inyectar algo de vigor.

4. Calvin Candie en Django sin cadenas (2012, Quentin Tarantino)

“Estimados, antes tenían mi curiosidad pero ahora tienen mi atención”, les dice Calvin Candie (DiCaprio) a Django (Jamie Foxx) y al Dr. King Schultz (Christoph Waltz), esos extraños que aparecen súbitamente en su mansión Candyland con un as bajo la manga. Con dicha frase, entre maliciosa y juguetona, DiCaprio saca a la luz la naturaleza del personaje que le escribió Quentin Tarantino para Django sin cadenas.

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Bajo las órdenes de Quentin Tarantino en Django sin cadenas. Foto: La Nación

Calvin es efectivamente un sádico que disfruta ver cómo se suscitan episodios violentos en su nombre -como los esclavos que entablan peleas físicas con sangrientos resultados- y al mismo tiempo es una persona enceguecida por sus delirios, que lo llevan a confiar casi de inmediato en esos hombres que emprendieron una verdadera odisea para cobrar venganza. A pesar de que Waltz fue el único actor del elenco en recibir toda la atención en la temporada de premios (de hecho, obtuvo su segundo Oscar por su memorable trabajo), DiCaprio ratificó que no hay personaje, género, director o registro que le quede grande.

5. Jordan Belfort en El lobo de Wall Street (2013, Martin Scorsese)

Luego de haber recordado tan solo cuatro metamorfosis de Leonardo DiCaprio llegamos a la que es, a mi criterio, la mejor interpretación de su carrera. Si bien ya lo habíamos visto coquetear con la comedia en algunos pasajes de la brillante Atrápame si puedes, no fue hasta que le llegó la posibilidad de personificar a Jordan Belfort que comprobamos hasta qué punto podía dominar por completo el género.

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Como Jordan Belfort en El lobo de Wall Street. Foto: La Nación

Con El lobo de Wall Street, Scorsese, más punk que nunca, construyó una verdadera topadora cinematográfica, una película de tres horas desenfrenada y maravillosamente excesiva, en la que el actor hizo de todo, desde el slapstick hecho y derecho en la secuencia de los Quaaludes hasta la verborragia magnética de esos monólogos motivacionales propios de Belfort y que fueron supervisados en el rodaje por Steven Spielberg. Por esta interpretación, DiCaprio fue nominado al Oscar por cuarta vez, perdiendo con Matthew McConaughey por Dallas Buyers Club. El 2016, por el contrario, parece ser el año en el que la estatuilla dorada no se le va a escapar tan fácilmente.

Y vos, ¿qué opinás? ¿Cuál es el mejor trabajo de DiCaprio?