Tatuarse es una práctica antigua, pero las dudas sobre su seguridad continúan

Por Kathryn Doyle (Reuters Health) - Las normas de salud y seguridad de los tatuajes tienden a concentrarse en los riesgos inmediatos, como las infecciones, pero poco se conocen los peligros en el largo plazo de vivir con tinta debajo de la piel, según revela un estudio publicado en The Lancet. "Casi todo el mundo tiene un tatuaje y nadie habla de los efectos adversos de los depósitos de tinta", dijo el autor principal, doctor Andreas Luch, del Instituto Federal de Evaluación de Riesgos de Alemania, Berlín. "No hay prueba de que esos ingredientes sean seguros cuando se inyectan en el cuerpo", agregó. El 1-5 por ciento de las personas que se tatúan sufren una infección bacteriana y algunas pueden desarrollar reacciones alérgicas a la tinta, según informan los autores del estudio. Esos son efectos en el corto plazo. Luch aclaró que no es fácil evaluar los efectos de las tintas en el largo plazo porque en la mayoría de los países se las considera cosméticos, por lo que su toxicología en el tiempo no se puede probar en animales. Por eso, propuso cambiarlas de categoría. La piel es una barrera que mantiene a los cosméticos en su superficie, fuera del organismo. Pero el autor explicó que la tinta se inyecta en tejido vivo, con vasos sanguíneos, nervios y células inmunológicas. "Tenemos que asumir que los ingredientes de la tinta, incluidos los conservantes o los auxiliares tecnológicos, entre otros aditivos, estarán disponibles en el cuerpo con el tiempo. La regulación como cosméticos es insuficiente", dijo. El estudio de los cuerpos de personas fallecidas con tatuajes mostró que hasta el 90 por ciento de la tinta había desaparecido de la piel. "No podemos decir qué ocurre con estas tintas", si se acumulan en los órganos en el tiempo o el cuerpo las elimina, según Luch. Y lo mismo se aplica para la eliminación de los tatuajes con láser: cuando los pigmentos se fracturan y se fragmentan debajo de la piel, ¿a dónde van?, agregó. "En Estados Unidos, (la Administración de Alimentos y Medicamentos) puede regular el uso de las tintas, pero no lo está haciendo", dijo la doctora Michi Shinohara, dermatóloga de University of Washington, Seattle, y que no participó de la nueva revisión. "La regulación de los centros de tatuaje y del trabajo de los artistas es estatal y los requisitos para trabajar varían enormemente, desde lo más básico (manejo de los patógenos sanguíneos) hasta lo más complejo (cientos de horas de entrenamiento)", agregó Shinohara vía e-mail. La especialista aclaró, también, que faltan estándares industriales sobre los ingredientes de las tintas, la industria casi no está regulada y la notificación de las complicaciones con los tatuajes es muy baja. El equipo de Luch señala que las tintas actuales contienen pigmentos orgánicos, pero también conservantes y hasta contaminantes, como el níquel, el arsénico y el plomo. En un estudio de Suiza, el 14 por ciento de las muestras de estas tintas incluía conservantes que están prohibidos. Las reacciones son más comunes con las tintas de colores que con las blancas y las negras. Los tatuajes datan de unos 5.000 años y hay unos 120 millones de personas en el mundo occidental con por lo menos uno. FUENTE: The Lancet, online 23 de julio del 2015.