Encontró a su madre desaparecida hace 42 años y no fue lo que esperaba

Algunas historias de hondo sentido humano fascinan por sus detalles singulares y crean simpatía y buenos deseos. Pero a veces esa emotividad no basta para que tengan un desenlace feliz.

Un ejemplo es la historia agridulce, pero sin duda sorprendente, de la búsqueda que Tammy Miller y sus familiares hicieron de su madre, que los abandonó sin dejar rastro hace 42 años, cuando tenía 28 años y Tammy era una niña muy pequeña.

Miller, su hermana y dos hermanos son originarios de Indiana y por más de cuatro décadas han vivido con la duda de por qué su madre los dejó en 1974 y por qué desde entonces prácticamente no habían sabido nada de ella. Como narra la revista People, el último dato que Miller y sus hermanos tuvieron de su madre Lula Ann Gillespie-Miller fue una postal que ella les envió en 1975, cerca de un año después de su desaparición. La postal había sido sellada en la ciudad de Richmond, Indiana, no muy lejos de Laurel, donde residía la familia.

Los niños fueron criados por su abuela paterna y por años la familia incluso pensó que su madre estaría muerta, aunque no tenían confirmación de ello. Una sola fotografía era el único elemento concreto que unía a Miller con su madre.

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Lula Ann Gillespie-Miller abandonó a su familia en 1974 y por 42 años no se supo de su paradero. (Captura de video/WTHR)

Los años pasaron y el amor de la abuela que los crió compensó la falta de su madre. Miller incluso comentó a People que esa fue la mejor decisión de Lula Ann: dejarlos al cuidado de su suegra, mamá de su esposo fallecido en un accidente de auto en 1969.

Ese punto da un poco de luz adicional a las vicisitudes de esa familia. Gillespie-Miller quedó viuda muy joven, y Tammy, nacida en 1971, habría sido el producto de una ‘affaire’ posterior de su madre, según relató The Washington Post. La pérdida de su esposo habría alterado sustancialmente a Lula Ann, quien aparentemente tuvo problemas con el alcohol.

Por añadidura, ella fue víctima de violencia sexual poco antes de desaparecer, aunque este último detalle permaneció desconocido para Tammy por muchos años. Las razones por las que su madre escapó y dejó todo atrás, incluidos sus hijos, era para la familia un doloroso misterio.

Pero en 2010 esa oscuridad comenzó a despejarse. De acuerdo al Post, Tammy comenzó en 2010 a hacer búsquedas en Internet con el nombre de su madre y se enteró de detalles estremecedores que desconocía: poco antes de su desaparición, la mujer fue atacada por cuatro sujetos, violada y arrojada de un puente para que muriera. Ella sobrevivió pero, como la propia Miller relata en un blog escrito en 2014, el trauma habría sido muy fuerte y una de las razones que la impulsó a escapar.

Como también ha comentado el Post, hay cierta ambigüedad sobre la fecha de esa huida, pues Miller inicialmente la situó en su post en 1973, pero las autoridades indican que sucedió en 1974.

Sea como sea, la propia Miller indicó que conocer esas circunstancias terribles le hizo reflexionar en que su madre no abandonó a su familia simplemente por falta de interés por cuidar a sus hijos, sino que algo brutal y doloroso estaría en el fondo de todo.

Así, Miller se comunicó con la policía y fue entonces que afloró un caso de una mujer fallecida en 1975 en Indiana, que nunca fue identificada. ¿Podría ser Gillespie-Miller? Las fechas sugerían que podría ser el caso, y que la muerte habría sido la razón por la que Miller y sus hermanos no supieron nada de su madre desde entonces.

Pero la realidad resultó más extraña que esa suposición.

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La tumba de una mujer que falleció en Indiana sin ser identificada en 1975. ¿Podría allí yacer la madre desaparecida de Miller? (Captura de video/WTHR)

Como lo indicó la televisora local WTHR, en 2014 se reabrió ese caso y se tomaron muestras de ADN de la mujer fallecida, luego de que un juez autorizó su exhumación, para esclarecer si se trataba de la madre perdida de Miller. En tanto, el oficial Scott Jarvis, que se encargó de la investigación, continuaba la pesquisa.

Así, cuando los resultados del ADN de la mujer fallecida resultaron negativos, Jarvis continuó con otra línea de investigación: el caso de una mujer cuya descripción era similar a la madre de Miller y que vivió en Tennessee en la década de 1980 y luego en Texas, donde residía actualmente.

Con ayuda de las autoridades texanas, oficiales se presentaron ante la casa de esa mujer, que vivía con un nombre distinto pero que, en efecto, resultó ser Gillespie-Miller, hoy de 69 años. La sorpresa fue, es de suponer, mayúscula para todos. Incluso la propia mujer “encontrada” habría preguntado por qué la estaban buscando ahora, si llevaba 20 años viviendo allí. Y, en realidad, por lo que se ha revelado y ella misma comentó, no hay razón para que la policía la buscara pues no ha cometido ningún delito al abandonar a su familia (ella entregó a sus hijos a la custodia de su abuela) y tenía el derecho de vivir en el anonimato.

Así, todo indicaba que, tras 42 años, la historia de los Miller y su madre desaparecida podría terminar en un final feliz, en el reencuentro de la familia y, quizá, en un intento de tratar de recuperar algo de todo ese tiempo perdido, de compensar un poco esa tremenda ausencia.

Pero lo que sucedió fue una nueva desilusión.

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Tamy Miller pudo hablar, finalmente, con la madre que la abandonó 42 años atrás, aunque la conversación fue una desilusión, (Captura de video/WTHR)

Gillespie-Miller autorizó a la policía a dar sus datos de contacto a sus hijos y, tras toda una vida esperando conocer el tono de su voz, Tammy se decidió a llamar por teléfono a su madre el viernes pasado.

La llamada se saldó con amargura: cuando Miller llamó a su madre la conversación duró menos de dos minutos, narró la revista People, pues la mujer simplemente le dijo a su hija que no estaba lista para hablar y que le llamaría cuando lo estuviera. Para Miller esa seca y distante respuesta fue como si su madre la hubiese abandonado una vez más.

Pero le ayudó a poner una suerte de punto final a esa historia: Miller dijo que nunca llamará de nuevo a su madre y que no cree que ella le llame tampoco. Pero al parecer le redobló la intención de gozar su vida, junto a sus cuatro hijos, con la convicción que, a fin de cuentas, ha sido su madre quien se ha perdido voluntariamente toda esa convivencia vital y emotiva con su familia.

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