'Asiento de Negros': cuando España regaló a Inglaterra el monopolio sobre la venta de esclavos

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La finalización de la Guerra de Sucesión Española trajo (entre otras muchas cosas) la coronación del francés Felipe V como nuevo rey, la aplicación del Decreto de Nueva Planta de Cataluña (castigo impuesto por el nuevo monarca tras el apoyo catalán a su contendiente y aspirante al trono, el archiduque Carlos de Austria) o la firma del conocido como ‘Tratado de Utrecht’, un acuerdo de paz entre las dos partes enfrentadas (borbónicos y austracistas) y en el que la nueva Corona española hacía una serie de concesiones a Gran Bretaña a cambio de que los ingleses reconocieran al Borbón como rey de España.

Entre esas prebendas que se le concedían a los británicos se encontraba el quedarse en propiedad el Peñón de Gibraltar, la isla de Menorca (recuperada posteriormente por España a través del Tratado de Amiens de 1802), una licencia de comercio (conocida como ‘navío de permiso’) por la cual autorizaba a los británicos a enviar un barco al año para comerciar con las colonias en las ‘Indias españolas’ (el continente americano) y el ‘Asiento de Negros’ (un acuerdo que le otorgaba a Gran Bretaña el monopolio exclusivo del floreciente negocio del tráfico y venta de esclavos africanos).

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El asiento de negros tenía una validez de treinta años (hasta 1743) y dentro del acuerdo había ciertas cláusulas como la obligación de abonar, al Reino de España, por cada esclavo llevado y desembarcado la cantidad de 33 pesos en escudos de plata, lo que representaba un 25% de las ganancias. También limitaba el tráfico de negros a 4.800 esclavos al año y cada uno debería ser marcado con un hierro candente.

Con la entrada en vigor, el primer día de mayo de 1713, del titulado como ‘Asiento ajustado entre las dos Majestades Católica y Británica sobre encargarse la Compañía de Inglaterra de la introducción de esclavos negros en la América Española por tiempo de treinta años’ se le prohibía dicho tráfico de personas a cualquier particular o entidad (incluyendo la compañía de Guinea de Francia que hasta la fecha había sido una de las que más beneficio había sacado en ese negocio).

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Para llevar a cabo dicho negocio la Corona británica escogió a la ‘South Sea Company’ (Compañía de los Mares del Sur) creada en 1711 con el fin de financiar la precaria economía por la que estaba atravesando Gran Bretaña.

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Así fue como durante las siguientes décadas el monopolio exclusivo del, cada vez más boyante, negocio de la exportación y venta de esclavos fue a parar a los ingleses. En 1743 se renovó dicho asiento de negros pero en 1750 volvió a manos españolas cuando se firmó el ‘Tratado de Madrid’ por el cual la Corona española recuperaba el control del monopolio a cambio de pagar la desorbitante cifra de cien mil libras (a pagar en varios plazos).

Con dicho acuerdo se daba por terminado el comercio exclusivo por parte de los británicos en la llamada ‘América española’, pero a pesar de ello muchos fueron los comerciantes furtivos que continuaron mercadeando con el tráfico de esclavos.

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Fuentes de consulta: 'La corona española y el tráfico de negros: del monopolio al libre comercio’ de Reyes Fernández Durán / armada.mde.es (pdf) / 'Tratados, convenios y declaraciones de paz y de comercio’ de Alejandro del Cantillo / historiadeiberiavieja