Comer de cuchara: así se transforma el plato más humilde en una comida sustanciosa
La sopa es el “vestido negro clásico” del mundo culinario. Además de ser el reconstituyente estrella, es una de las elaboraciones más versátiles que podemos preparar en la cocina. Caliente o frío, el plato humilde que todos tenemos en mente puede transformarse en una comida sustanciosa e interesante gracias a sus infinitas posibilidades. Combinar ingredientes y aderezos es la clave para lograr platos saciantes, nutritivos y deliciosos.
Nos lo cuenta, Amber Locke, una fotógrafa culinaria que comparte en Instagram su pasión por la alimentación saludable con recetas tan nutritivas como coloridas. Todas, creadas por ella misma e ilustradas con sus propias fotografías.
Locke comenzó a interesarse por el universo vegetal de niña; sus padres cultivaban un gran huerto, y esto hizo que siempre tuviera a mano un abundante suministro de plantas aromáticas, frutas y hortalizas frescas, que aprendió a cocinar de la mano de su madre. De esa época guarda recuerdos imborrables y consejos valiosos que ahora ha querido plasmar en ‘Sopas para la salud’ (Lunwerg Editores) donde revela cuáles son los pasos básicos para una sopa diez:
Elige bien los ingredientes. Las frutas y hortalizas de cultivo ecológico dan mejor sabor.
Usa la cantidad de aceite mínima. Las verduras, por ejemplo, pueden hacerse al vapor antes de incorporarlas a la sopa.
El caldo es la base de la sopa. Deberá ser ligero si se busca un sabor sutil, pero para conseguir platos más potentes puedes añadir cilantro o jengibre, por ejemplo.
El toque maestro: hay muchos aderezos que te ayudarán a hacer especial cada plato y multiplicar su valor nutricional. Las semillas germinadas, los cacahuetes tostados molidos o los picatostes crujientes son algunas sugerencias.
Y ya que te pones a ello, aquí tienes otra tanda de sugerencias que te ayudarán a preparar, servir y conservar tus platos de cuchara en las mejores condiciones.
Cocina de más. Las sopas y cremas se conservan de maravilla en el congelador, así que siempre se puede tener a mano una opción saludable que no cuesta tiempo preparar.
No tires las sobras de las hortalizas: se pueden usar para hacer un buen caldo reconstituyente que agradecerás tener a mano cuando llegues de la calle cansado y aterido de frío.
Enriquece las sopas con hortalizas ralladas crudas o cocinadas en dados antes de servir. Es la fórmula perfecta para conseguir que tus platos de cuchara tengan una textura y un sabor cremoso, sin lactosa; por ejemplo a base de anacardos triturados y previamente puestos en remojo. También puedes añadir arroz, patata o copos de avena para espesar la sopa.
Para contrarrestar el exceso de sal puedes usar almidón… se puede ir añadiendo patata, pasta o arroz.
Evita la cocción excesiva que reblandece los alimentos y hace que pierdan su sabor y sus propiedades.
Un chorrito de limón es el truco perfecto cuando hay que realzar el sabor.
Utiliza ollas de cocción lenta para las sopas que requieran tiempo, como las de legumbres.
Cocina con antelación: las sopas mejoran unos días después de cocinarse, cuando los sabores se combinan y transforman.
Asegúrate de que la sopa está fría cuando vaya a guardarse en recipientes para congelarla.
Todo esto y mucho más es lo que encontrarás en Más de 100 recetas sabrosas y reconfortantes (pensadas para 2-6 comensales) para que comer hortalizas se convierta en un placer para el paladar. Son propuestas saludables perfectas para integrar en cualquier dieta y contienen una explicación nutricional que aclara sus beneficios para la salud y variados consejos de presentación y acompañamiento.
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