Bailar o entrenar, ¿qué es más saludable?

¿Pensando en retomar tu rutina de ejercicios tras las vacaciones? La actividad que debes practicar este otoño para estar ‘superfit’ pasados los 40 y evitar enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer

Las intensas rutinas de baile a las que se somete la cantante y actriz son responsables de que luzca esta increíble figura a sus 47 años.
Las intensas rutinas de baile a las que se somete la cantante y actriz son responsables de que luzca esta increíble figura a sus 47 años.

Mens sana in corpore sano. Esta famosa cita latina cobra un significado especial después de enterarnos de los increíbles beneficios que tiene el ejercicio físico, y en concreto la danza, en el cerebro.

La obsesión por mantenernos jóvenes nos ha llevado a practicar todo tipo de disciplinas deportivas, algunos con una obsesión y una furia desmedida casi enfermiza (vigorexia), pero ahora resulta que en vez de machacarnos el cuerpo en máquinas de tortuna deberíamos entregarnos al baile. ¡Cuánta razón! ¡Yuju!

Si eres de esas personas a las que le cuesta la vida someterse a la disciplina del gimnasio estás de enhorabuena: bailar es una opción estupenda para la gente que no está habituada al deporte o a la que le aburre entrenar.

Y no sirve (solo) para estar en forma, como ha reconocido Jlo, sino también para retrasar la degeneración neurológica asociada con el paso del tiempo.

La ciencia confirma el impacto positivo del baile en algunas demencias.
La ciencia confirma el impacto positivo del baile en algunas demencias.

Es lo que asegura un estudio publicado en Frontiers in Human Neuroscience que demuestra que el ejercicio físico regular ayuda a revertir los signos de envejecimiento cerebrales. Entre todas las actividades monitorizadas, la que mejor resultado arrojó fue la danza.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores contaron con un grupo de voluntarios (con una edad media de 68 años) que fueron divididos en dos grupos: uno debía realizar un curso semanal de 18 meses de baile y el otro, un entrenamiento de flexibilidad y resistencia.

Ambos grupos mostraron un considerable aumento en el hipocampo, principal diana de las enfermedades neurodegenerativas y área clave para el equilibrio, la memoria y el aprendizaje.

La investigación también reveló que el baile puede incluso aumentar la densidad de la llamada materia blanca, la parte del sistema nervioso central que coordina la comunicación entre las diferentes partes del cerebro. Y los efectos se notan muy rápido, ya que el impacto positivo de la danza puede percibirse en el cerebro en un período de apenas seis meses.

Shakira, otra defensora a ultranza del baile. Aquí dando clases de bachata a Prince Royce, vídeo con el que rompió Internet
Shakira, otra defensora a ultranza del baile. Aquí dando clases de bachata a Prince Royce, vídeo con el que rompió Internet

La investigación muestra, según explica la doctora Kathrin Rehfeld, “que dos tipos de actividades físicas diferentes, la danza y el entrenamiento de resistencia, aumentan el área del cerebro que disminuye con la edad. Pero la danza, concretamente, además provocó cambios de comportamiento perceptibles en términos de equilibrio mejorado”.

Por otro lado, estudios anteriores aseguran que bailar es mejor que hacer crucigramas, montar en bici o nadar, y que contribuye a la agudeza mental al tener que tomar decisiones rápidas, reduciendo hasta un 76 por ciento el riesgo de demencia senil.

Según el neurocientífico y director de la Science Gallery en el King’s College London (Reino Unido) Daniel Glaser, bailar mejora la función cerebral a una gran variedad de niveles. Por un lado, nuestra memoria muscular nos permite aprender cómo llevar a cabo un baile sin tener que pensar en los pasos.

Esto sucede porque los movimientos encajan a fondo en el cerebro, creando una especie de taquigrafía entre lo que pensamos y lo que hacemos. Esto es, memorizamos cómo hacer las cosas de una forma tan eficiente que no requieren de un esfuerzo consciente por nuestra parte. Repetir los pasos de baile constantemente nos lleva a tal punto que podemos llevarlos a cabo de forma automática.

Y es que el baile obliga al cerebro a recolocar regularmente sus vías nerviosas, especialmente en las regiones que implican la función ejecutiva, la memoria a largo plazo y el reconocimiento espacial.

Por cierto, que el reporte emocional es una de las razones por las que la danza estimula el sistema nervioso central y la actividad cerebral mucho más que otras disciplinas deportivas. Así que si aún no lo practicas, no tardes, los médicos dicen que cuánto antes lo hagas, más estimularás los dos hemisferios cerebrales y conservarás tu lucidez.

Además, mientras nos ejercitamos y nos divertimos se oxigena la sangre, mejoramos la flexibilidad y evitamos el dolor en las extremidades (los movimientos que se realizan al bailar nos ayudan a liberarnos de las contracturas musculares y mantener la postura erguida), así como también disminuyen los niveles de colesterol y se fortalecen las actividades pulmonar y cardíaca.

En definitiva, al bailar cuidas el corazón, quemas calorías, tonificas el cuerpo, mejoras tu coordinación y te sientes liberada@ y feliz. ¡Danzad, danzad, malditos!

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