Jeb Bush y la inmigración: Un dilema republicano

MIAMI (AP) — El exgobernador de la Florida Jeb Bush, hijo y hermano de expresidentes y un favorito del núcleo tradicional del Partido Republicano como candidato a la Casa Blanca para 2016, desató esta semana una tormenta con declaraciones conciliatorias sobre la inmigración ilegal que sirvieron como un fuerte recordatorio de qué tan incómodo puede ser el tema para sus posibles ambiciones presidenciales y para el partido antes de las elecciones congresistas de este año.

Bush, que está casado con una mexicana, habla bien español y fue gobernador de un estado con una próspera población hispana, ha exhortado desde hace mucho tiempo a sus colegas republicanos a mostrar más compasión hacia quienes ingresan a Estados Unidos sin autorización legal. Pero cuando describió este tipo de inmigración en una entrevista como un "acto de amor" de gente que lo que quiere es sustentar a sus familias, la reacción indignada de su propio partido no tardó en hacerse sentir.

El republicano Raúl Labrador acusó a Bush de "mimar". El senador Ted Cruz de Texas, otro posible aspirante presidencial, y el presidente de la Cámara de Representantes John Boehner dijeron que el país debería hacer cumplir el "imperio de la ley".

Los republicanos han estado preocupados sobre la inmigración desde que el presidente Barack Obama dominó el voto hispano de rápido crecimiento en su reelección en 2012, cuando los demócratas también desafiaron las posibilidades y aumentaron su mayoría en el Senado. Líderes del partido se han mostrado a favor de atender a los votantes hispanos o de lo contrario, advierten, se enfrentaría el riesgo de convertirse en un partido menor en el futuro mientras los hispanos representan una parte cada vez más grande del electorado.

Un tema importante para la población hispana en Estados Unidos es por supuesto la reforma migratoria, y algunos de los integrantes e inversionistas más poderosos del partido republicanos están preocupados de que la inmigración pudiera definir la próxima elección tal como lo hizo en 2012. Así como Bush, el gobernador de Texas Rick Perry fue abucheado cuando insinuó que sus rivales eran desalmados si se oponían a una ley que autoriza que algunos hijos de inmigrantes sin autorización legal paguen matrículas para estudiantes provenientes del estado en universidades públicas.

El candidato republicano Mitt Romney optó por adoptar una línea dura y abogó por la "autodeportación" para quienes viven en Estados Unidos sin autorización legal. Romney recibió sólo el 27% del voto hispano, la menor porción para un republicano en 16 años.

"Lo peor que puede ocurrirle a un partido político no es que los votantes decidan que éste no les gusta", dijo Alex Castellanos, un asesor del partido republicano y ex asesor de Romney. "Es que los votantes decidan que ellos no le gustan a éste, y ahí es donde el Partido Republicano está en este momento".

El Comité Nacional Republicano instó al partido a adoptar la reforma integral de inmigración, pero la legislación integral sigue estancada en el Congreso. Es poco probable que se tomen decisiones al respecto en un año electoral con mucho en juego. Los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 36 en el Senado aparecen en las boletas electorales estatales. Los republicanos necesitan ganar sólo seis escaños en la cámara alta para quitar el control a la mayoría demócrata. El cálculo político hace que la base principal del Partido Republicano sea crucial, así que los legisladores republicanos de la cámara baja quieren evitar una batalla en materia de inmigración que pudiera alienarlos. Sin embargo, algunos republicanos de alto rango dicen que la demora amenaza el futuro a largo plazo de su partido.

"Eso va a matar al Partido Republicano", dijo Al Hoffman, un megadonante republicano que presidió las campañas presidenciales de George W. Bush.

Al igual que otros, él argumenta que el Partido Republicano necesita un candidato con una "mentalidad tipo Nixon viaja a China", bajo la cual el líder del partido da pasos audaces, si no populares, sobre temas como la inmigración. Sugieren que eso resulta necesario en parte para desvincular a algunos votantes hispanos de los demócratas en 2016.

Para Bush, el debate es personal. Su esposa, Columba, nació y se crió en México. Ambos se conocieron cuando Bush estuvo en México como estudiante de intercambio; ella ahora es ciudadana estadounidense.

El domingo, en una entrevista con Fox News ante un público en la Biblioteca Presidencial George Bush en Texas, Bush dijo que los inmigrantes que ingresaron al país sin autorización legal deberían, de hecho, pagar una sanción. Pero agregó que él ve ese tipo de violación como "un tipo diferente de delito".

"Sí, violaron la ley, pero no es un crimen", dijo. "Es un acto de amor".

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El periodista de The Associated Press Bill Barrow contribuyó a este despacho.

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Michael J. Mishak está en Twitter como: https://twitter.com/mjmishak